
Los viernes en la capital son realmente aburridos. Todo cerrado y nada que hacer por las calles de
Teherán. Por lo que cuando
Alí nos propone una
excursión por los alrededores, no lo dudamos un momento y en
compañía de
Mehrnaz, nos acercamos hasta la periferia de la gran urbe,
justo donde empiezan las montañas.

Desconocíamos la gran
afición de los
iraníes por la montaña. Familias enteras remontan los senderos que ascienden a éstas. Tras una hora de caminar llegamos a una zona de escalada, donde decenas de
jóvenes practican la escalada deportiva y el
boulder.
Acostumbrados como

estamos a ver mallas y camisetas ajustadas para esta práctica deportiva,
aquí, en plena naturaleza las
jóvenes también deben vestir conforme a las reglas establecidas,
perdón quise decir impuestas.
- Qué se prepare nuestra
Josune cuando éstas se suelten la melena!-.

El
picnic, otra gran
afición.
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