
El
día que nos
disponíamos a abandonar
Teherán, tuvimos la suerte de conocer a
Samuel. Quince meses
atrás abandonó
Barcelona cargando sobre sus espaldas, todo lo necesario para caminar hacia
Nepal. Pero en
Teherán chocó contra el mismo muro que nosotros (visado de
Pakistán) y ahora
debía cambiar su ruta. Con la diferencia que su
filosofía de viaje (un tanto radical), no le
permitía tomar
ningún tipo de transporte.
Caminante no hay camino...
No hay comentarios:
Publicar un comentario